Murciélagos
Descripción general
Los murciélagos son la única especie de mamífero dotada con alas y adaptadas al vuelo activo. Su característica principal es el uso de un sistema de emisión y receipción de ultrasonidos, llamado ecolocalización. Este sistema les es útil para poder orientarse y capturar sus presas. Son de hábitos nocturnos o crepusculares.
Los murciélagos ocupan diversos tipos de refugios, tanto naturales como artificiales, y la mayoría de las especies forman colonias. Si bien pueden ser portadores del virus de la rabia, los murciélagos aportan un importante beneficio al hombre ya que son los más eficaces predadores de insectos nocturnos.
En la Argentina existen 4 familias de murciélagos autóctonas. En la zona del AMBA encontramos especies pertenecientes a dos familias diferentes:
Especies que pertenecen a la familia Vespetilionidae:
- Murciélago Pardo Chico (Eptesicus diminutus)
- Murciélago Pardo Común (Eptesicus furinalis)
- Murciélago Escarchado Grande (Lasiurus cinereus)
- Murciélago Escarchado Chico (Lasiurus blossevillii)
- Murcielaguito Amarillento (Myotis levis)
- Murciélago Leonado (Lasiurus ega)
- Murcielaguito de Vientre Blanco (Myotis albescens)
Especies que pertenecen a la familia Molossidae:
- Murciélago Moloso Orejas Anchas Pardo (Eumops bonariensis)
- Murciélago Moloso Cola Gruesa Chico (Molossus molossus)
- Murciélago Moloso Común (Tadarida brasiliensis)
Ambiente y distribución
Las 10 especies se pueden encontrar en toda la zona de la región del AMBA, exceptuando al Murciélago Pardo Chico que se encuentra exclusivamente en el Delta del Paraná, y al Murciélago Leonado que solo se encuentra en la zona norte y oeste de la región.
Se distribuyen de forma diferente en la Ciudad y la provincia de Buenos Aires debido a las distintas preferencias por el lugar de refugio. Aquellas que prefieren prefieren refugiarse entre las ramas o debajo de la corteza de los árboles, como el Murciélago Escarchado Grande (Lasiurus cinereus), el Escarchado Chico (Lasiurus blossevillii) y el Murciélago Leonado (Lasiurus ega), son más abundantes en la provincia de Buenos Aires, mientras que las que prefieren refugiarse en viviendas y edificios, como el Murciélago Moloso Común (T. brasiliensis), son más abundantes en Capital Federal, constituyéndose una plaga para la población del lugar.
Hábitos alimenticios
Las especies presentes en la región del AABA se alimentan exclusivamente de insectos tales como polillas, moscas, escarabajos, grillos, mosquitos, langostas y avispas.
Inportancia sanitaria
Hábitos
Los murciélagos utilizan para orientarse y guiar su vuelo un sofisticado sistema de ecolocalización. En sus desplazamientos emiten sonidos a fin de determinar con exactitud dónde se encuentran los obstáculos y localizar su alimento
La alimentación de los murciélagos se compone en general de insectos, contrario a la creencia popular que los asemeja a los vampiros. Cada ejemplar puede llegar a comer diariamente el equivalente a su peso, unos diez gramos de alimento.
Los murciélagos son el único mamífero totalmente adaptado al medio aéreo, gracias a la transformación de sus miembros anteriores en alas. Eso les confiere una morfología muy especial.
Los murciélagos viven en lugares oscuros, y vuelan de noche. Necesitan un alto grado de humedad para no deshidratarse. Durante el día es habitual que se ubiquen por dichas razones en cavidades oscuras.
Actualmente los murciélagos son una especie protegida por la ley.
Paloma Casera Silvestre
La paloma doméstica silvestre -columba livia- es la especie más común, y se la puede encontrar en calles y edificios de toda ciudad y pueblos del mundo. Su origen es común a varias especies de palomas y se lo ubica en Medio Oriente. Las palomas están entre los primeros animales domesticados por el hombre para diversos fines, como ser mensajeras, producción de carnes o competencias deportivas.
Muchas veces se las considera atractivas, ya que sin ser animales autóctonos ponen un toque de naturaleza en las ciudades. Sin empargo, cuando su número aumenta estas pasan a ser consideradas una plaga, que acarrea importantes riesgos de salud para el hombre.
En condiciones naturales las palomas silvestres pesan alrededor de 500 a 700 gramos dependiendo de su estado de salud, edad y de la disponibilidad de alimento. Miden unos 30 cm de largo, poseen ojos grandes y redondos, cuello más bien largo y muy flexible. Su color varía del blanco total al negro, pero el plumaje típico de Columba livia es de tonos metálicos iridiscentes en el cuello, alas gris ceniciento azulado con dos bandas negras características que se observan en posición de reposo, cabeza gris azulado oscuro, extremo de la cola de color negro, pecho y patas de color gris ceniciento. Su velocidad y capacidad de realizar bruscos cambios de dirección les permiten escapar al ataque de halcones y águilas. Son excelentes voladoras. Las seleccionadas para competencia pueden volar largas distancias a considerable altura, a velocidades de más de 70 kilómetros por hora y recorriendo distancias de 1.000 Km. en pocos días. Vuelan solo durante las horas de luz.
Biología
Las palomas puden llegara efectuar hasta 9 puestas en un año, por lo que poseen una gran capacidad reproductiva. Además los animales juveniles llegan a su madurez reproductiva a los 7 meses de edad, por lo tanto la reproductividad de las palomas es inmensa, pero no siempre ese potencial se manifiesta totalmente en la realidad.
Las palomas son monógamas, de aquí su simbolismo con el amor. Entre 8 y 12 días después de copular las palomas ponen normalmente uno o dos huevos, a veces tres, que requieren unos 18 días para estar maduros. Son capaces de poner nuevos huevos antes de que las crías abandonen el nido.
Los pichones nacen cubiertos con un plumón amarillo, no muy denso que posteriormente es reemplazado por plumas. Los mismos no abandonan el nido hasta que son capaces de volar, mientras tanto dependen totalmente del cuidado de sus padres.
Las palomas silvestres son longevas, llegan a vivir hasta 15 años, pero ocasionalmente y en cautividad, pueden vivir hasta 30 o más años. Solamente un tercio de las palomas caseras adultas se reproducen durante el año, y la tasa de mortalidad anual de adultos es alta, del 34 %. La mortalidad juvenil es relativamente alta también –aproximadamente un 43 %- entre el estado de plumón y la adultez.
Comportamiento
La paloma silvestre tiene una gran capacidad de adaptación a todos los ambientes modificados por el hombre, siendo el ave-plaga más difundida alrededor del mundo.
En cuanto a su alimentación, no son carnívoras pero tampoco son exigentes con su alimentación. Normalmente consumen semillas, granos, brotes y frutos silvestres. Encuentran alimentos buscando en basuras, picoteando en las calles y plazas, en estiércol de ganado, comiendo algunos insectos y un relativamente amplio rango de otros alimentos cuando su dieta favorita resulta escasa. En áreas urbanas y suburbanas también aprovechan los frutos de plantas ornamentales y cultivadas como son las moras, aceitunas y uvas. También es común verlas pastoreando en el césped de parques y plazas.
Para poder ablandar en el buche los alimentos ingeridos requieren mucha agua. Beben agua en forma de sorbos, sin necesitar levantar el pico como lo hace el resto de las aves.
Esta especie -Columba Livia- tiene pocos requerimientos respecto de su hábitat. Por su origen, la paloma casera está genéticamente adaptada a ubicarse en oquedades de acantilados rocosos, por ello se adapta muy bien a los ambientes hechos por el hombre como son edificios, galpones y tinglados. No es una especie arborícola, a veces utilizan árboles muy cercanos a edificios con altas infestaciones.
La paloma común no cuidan bien la higiene del nido, permitiendo la acumulación de plumas, escrementos y restos de huevos en el mismo.
El instinto de volver al nido, a pesar de las distancias, está tan fuertemente desarrollado en las palomas. Este particular comportamiento también es motivo de preocupación, pues actúa en contra de los intentos de ahuyentarlas de los sitios de asentamiento y nidificación.
Riesgos para la salud humana
Es muy largo el listado de patógenos, parásitos y ectoparásitos asociados a las palomas que pueden provocar enfermedades al hombre o a otros animales.
Los serios y constantes problemas que significan para la salud pública y animal no han sido igualados por ninguna otra especie de ave. Se conoce que son portadoras o transmisoras de ornitosis –psitacosis-, encefalitis, enfermedades de Newcastle, histoplasmosis, criptococcosis, toxoplasmosis, pseudotuberculosis, coccidiosis aviar y envenenamiento de alimentos por salmonela. Son portadoras de numerosos ectoparásitos entre los que se incluyen chinches pulgas, garrapatas, tábanos y ácaros (piojillo de las palomas) que por sí solo constituyen una molestia, pero además, muchos pueden picar al hombre causando alergias o dermatitis.
Bases para el control de palomas.
Teniendo en cuenta la biología y el comportamiento de las palomas es posible establecer algunas premisas básicas para su control cuando por su cantidad o por su actividad se hace necesario lograr que dejen de ser un problema en un determinado sitio.
Los factores determinantes de su alimentación, nacimientos, muertes y longevidad pueden ser modificados de algún modo a fin de ejercer una presión de disminución en las poblaciones. La sola eliminación de individuos sirve de gatillo para desarrollar procesos de compensación. Al reunirse el número de aves, habrá más alimento disponible y entonces mejorarán sus condiciones de supervivencia y multiplicación y, en breve tiempo, se recompondrá la población original.
Disminuir la disponibilidad de alimento, agua y sitios para nidificación y asentamiento van a influenciar produciendo una disminución general de la población. Sobre esos factores deberán programarse estrategias a nivel municipal y, a nivel particular, deberán enfatizarse de acuerdo a las circunstancias propias de cada edificio o estructura con problemas.
Las estrategias de control deberá estar orientadas tratando de minimizar los factores condicionantes de la infestación y determinantes de la capacidad de un determinado hábitat para mantener una cierta población.
Cuando se desarrollen programas de control en estructuras en forma individual dentro de una ciudad, el instinto de volver a su lugar de origen hará que la presión de infestación se modifique mediante migraciones en las mismas estructuras buscando nuevos sitios accesibles. Por estas razones es necesario remover colonias ya establecidas por medio de métodos de ahuyentamiento.